“Piedras en la vesícula” es el término coloquial usado para describir la presencia de cálculos biliares, también llamada colelitiasis.
El término se refiere a la presencia de cálculos en la vesícula biliar y en los conductos asociados, compuestos principalmente de colesterol, bilirrubina y calcio. En caninos, la mayoría son considerados cálculos pigmentarios, compuestos de carbonato de calcio y bilirrubinato de calcio, además de polímeros pigmentarios.
¿Cómo se detecta?
En la mayoría de los casos, los cálculos biliares pasan desapercibidos para los propietarios, ya que no presentan signos clínicos relacionados a la presencia de estos, por lo que son evidentes únicamente en exámenes de imagenología que, en muchos casos, no tienen relación con los mismos, como ecografías abdominales o exámenes radiográficos (menos común, ya que muchos cálculos son radiolúcidos).
Pero cuando los cálculos biliares provocan obstrucciones parciales o totales de los conductos biliares, los animales pueden presentar signos clínicos como:
- Vómitos
- Dolor abdominal
- Ictericia
- Letargia
- Anorexia
- Fiebre
Si la obstrucción no es corregida, esta puede causar complicaciones de salud que ponen en peligro la vida del animal. Por ello, lo mejor es que el problema sea tratado lo antes posible, una vez detectada la presencia de cálculos biliares.
¿Cómo se trata?
El tratamiento va a depender del estado de la patología al momento de ser detectada. La decisión de si se realiza un tratamiento farmacológico o un tratamiento quirúrgico, va a depender del tamaño de los cálculos y de su localización. Normalmente el tratamiento quirúrgico va a reservarse para casos en que ya se esté presentado una obstrucción total o parcial del drenaje biliar. En la mayoría de los casos el tratamiento va a ser conservador utilizando medicamentos enfocados a la disolución de los cálculos, usando medicamentos como el ácido ursodeoxicólico.
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